Homenaje a Silo

homenaje cenizas

El  domingo 3 de octubre de 2010 a las 12 se realizo un sentido homenaje a Silo. Se realizaron ceremonias y se escucharon fragmentos de charlas y obras de Silo. Los presentes enfatizaron en la importancia de la continuidad de su obra. Fue destacada la presencia de de Ana Luisa Cremaschi, quien fuera esposa de Silo por 47 años y con quien tuvo dos hijos.


La ceremonia tuvo dos etapas: Primero los presentes caminaron juntos desde el Centro de Trabajo hasta hacer un alto en donde estará emplazada “la Sala” del Parque. Allí recordaron a su Maestro se depositó una pizca de sus cenizas dentro de un ladrillo que se colocará bajo el piso, justo en el centro, de la futura sala. Un deseo de Cremaschi, para que sea “como polvo de proyección”, en alusión metafórica a la sustancia final del proceso alquímico de transmutación material y espiritual.

Luego el contingente marchó hacia el monolito, símbolo universal de la comunicación entre “el cielo y la tierra”. Allí se escuchó la “Declaración de Méjico”, que fueron los minutos finales del discurso de Silo en ese país cuando en 1980 y 1981 dio conferencias en actos públicos en los 5 continentes.

A continuación, uno de los maestros invitó a hacer un profundo pedido por la continuidad de la obra de Silo y luego de unos momentos, se ofició junto a otros una Ceremonia de Bienestar. Al final, el oficiante agregó con
emocionada sencillez “Gracias Silo”. Entonces, pausadamente, se leyeron las palabras finales de “La Mirada Interna”, el libro que el mismo Silo consideró como su escrito más importante: “Cuando se habló de las ciudades de los dioses adonde quisieron arribar numerosos héroes de distintos pueblos; cuando se habló de paraísos en que dioses y hombres convivían en original naturaleza transfigurada; cuando se habló de caídas y diluvios, se dijo gran verdad interior.

Luego los redentores trajeron sus mensajes y llegaron a nosotros en doble naturaleza, para restablecer aquella nostálgica unidad perdida. También entonces se dijo gran verdad interior. Sin embargo, cuando se dijo todo aquello colocándolo fuera de la mente, se erró o se mintió. Inversamente, el mundo externo confundido con la interna mirada obliga a ésta a recorrer nuevos caminos. Así, hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de regiones antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va impulsado hasta el interno y luminoso centro”.

Luego se procedió a esparcir las cenizas en el césped alrededor del monolito y con eso concluyó la ceremonia, pero no la emoción del momento que se continuó en sentidos abrazos y si bien hubo lágrimas, también se sintió la oleada de una suave alegría entre quienes comparten esa “Fe inconmovible y la experiencia de que la muerte no detiene el futuro, que por lo contrario la muerte modifica el estadio provisorio de nuestra existencia para lanzarla bienaventuradamente hacia la trascendencia inmortal”, como dice la ceremonia de muerte de El Mensaje de Silo.

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